junio 20, 2008

CLAVES PARA FOMENTAR UNA BUENA RELACIÓN PADRES- HIJOS


Un aspecto muy importante a tener en cuenta sobre la comunicación, es que cuando gritas a tus hijos pierdes la autoridad. Los gritos son ineficaces y no dan el resultado deseado. “Si educas a tu hijo a gritos, no espere que te escuche cuando le hables”Las bases para una buena relación son:
- Cambio
- Flexibilidad (ya que la rigidez es el camino del fracaso)
- Prevención. (mucho más aconsejable y eficaz que la intervención)
Cuando intentamos hacer una intervención buscando la mejora en algún aspecto del niño, es necesario saber que el niño no se puede comprender como una realidad aislada, sino que hay que entenderlo dentro de un sistema familiar.El lugar que ocupa el niño según su orden de nacimiento, designa un determinado rol. Normalmente, el primogénito se considera responsable, y en él se depositan grandes expectativas. El que nace en segundo lugar, suele ser rebelde o creativo, debido a la situación de encontrarse entre su hermano mayor (responsable) y el pequeño, que suele llevar el cartel de “mimado”En otras ocasiones asignamos este papel a la herencia, por ejemplo decimos: “eres igual que tu abuelo” y da igual lo que se haga, porque a la más mínima ocasión se comparará su comportamiento con el de éste.El poder de los refuerzos.En multitud de ocasiones nos centramos en la crítica y el reproche sin imaginar las consecuencias negativas que esto tiene a corto y largo plazo.Hay que ser generosos a la hora de alabar. Por ejemplo, si nuestro hijo aprueba 6 asignaturas y suspende 2, no podemos simplemente fijarnos en los suspensos, olvidando el esfuerzo que ha hecho con el resto de aprobados.Es muy importante mostrar reconocimiento hacia lo positivo, las miradas, las caricias, hacer cosas juntos, etc, es el tipo de refuerzo positivo pertinente, restándole importancia al dinero y al regalo de objetos materiales.La atención es el mejor regalo, como retirar la atención es el peor castigo. Cuando queremos eliminar una conducta, hay que retirarle la atención, y con el tiempo tiende a desaparecer.Además, es necesario asignar responsabilidades para que tenga los pies en la tierra.Creencias y expectativasEn muchas ocasiones el creer origina la realidad, así pues, es necesario cambiar la postura ante las malas expectativas de nuestros hijos. Jamás se puede partir de la idea: “éste no va a cambiar”Educar es aprender a encontrar lo mejor de cada uno, de esta forma, es necesario explorar las cualidades de los hijos, que a veces no vemos.Adecuada autoridadTener autoridad no consiste en ser estricto ni en elevar la voz. La autoridad deriva del sentido de la justicia, empatía, comprensividad y diálogo.Otra equivocación que cometemos los padres es confundirnos con “amigos” de nuestros hijos. Hemos de tener confianza y diálogo, pero nunca sentirnos erróneamente sus confidentes.Es conveniente establecer unos límites razonables, y poner normas comprendiendo que en ocasiones hay aspectos que no se pueden negociar.Los padres han de ser supervisores y asesores, pero deben mostrar autocontrol y evitar conductas como leer un diario o agenda.Por otra parte, el castigo ha de usarse como último recurso, debe ser proporcional y estar vinculado a una conducta positiva.¿Cómo mejorar la comunicación?Es necesario ser asertivo, explicar razones, pero no imponerlas. Evitar sermonear y repetir siempre usando un tono de voz sereno y respetuoso.Además, hay que escuchar a los hijos entendiendo que “escuchar” consiste en ir más allá de oír palabras.Se deben evitar frases típicas como:
- Vas a ser un fracasado
- Eres el mejor
- Como hagas.... ya no te quiero
- Si, ya, como aquella vez que.....
- Mira tu hermana. Toma ejemplo- ...... y punto
- Muy bien, pero si te hubieras esforzado más.....
En cuanto a los conflictos, siempre van a existir, pero deben concebirse como una oportunidad de cambiar y mejorar las cosas. Hay que pedir opinión, ofrecer alternativas y ceder; buscar la satisfacción de todos.Respecto a los hábitos de estudio, los padres han de comprender que estudiar no consiste en tener fuerza de voluntad, sino que es necesario motivar a los hijos, fomentarles la curiosidad de aprender, y por supuesto dar ejemplo con conductas como la lectura. Las palabras enseñan, los ejemplos arrastran.En cualquier caso, los padres han de tener su vida propia, ya que si se viven por y para los hijos exclusivamente, con la emancipación de éstos se crea un gran vacío y mucho malestar. Siempre recordar que un padre feliz educa mejor.
Marta Merino GarcíaPedagoga

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