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marzo 03, 2008
INCOMPRENSION Y DISCAPACIDAD
El día viernes 29 de febrero atendí a una joven de 20 años, la cual
busca utilizar un método anticonceptivo. Ella carecía de extremidades
inferiores y presentaba además, malformaciones en ambas manos. Al
conversar con ella me di cuenta de que se encontraba desanimada. Le
pregunte que le ocurría y ella me respondió que se sentía mal por su
discapacidad, especialmente al tomar el transantiago para dirigirse a
su lugar de trabajo. Me contaba que la gente se molestaba cuando les
pedía ayuda al subir al bus, habían personas que la ignoraban por
completo, además que no contaba con la ayuda del conductor del bus.
Ella se encontraba muy afectada con lo que estaba sucediendo, estaba
afectando su calidad de vida, además ya no tenía las mismas ganas de
trabajar que antes, ni menos de estudiar.
Muchas veces pasamos por el lado de alguien que presenta alguna
discapacidad física y lo ignoramos o lo miramos extrañamente, pero
imagínense un día si despertarán y no pudieran ver la luz del día o
un día pierden la capacidad de hilvanar palabras, pensamientos,
recuerdos o proyectos, su mente sigue acompañando a su cuerpo, pero no
responde a determinados estímulos o imaginen que un día que ya no
puedan utilizar sus piernas para subir a un colectivo, para correr,
caminar, etc. ¿Cómo se sentirían? Así se sienten, y así son tratados
millones de personas que sufren algún tipo de discapacidad. La
discriminación hacia estas personas es un mal mundial. El temor a lo
"distinto" genera rechazo, y por ende exclusión social. Se tiende a
considerar a todo lo bueno y normal como "humano" y a lo raro o
distinto, como "In-Humano".
Hoy en día vivimos bajo la "cultura de la imagen", donde todo lo
bonito estéticamente es lo que sirve y tomamos en cuenta. Hoy prima el
individualismo, la supervivencia del más apto. En suma, vivimos en un
mundo construido por falacias, vacío de solidaridad y confraternidad.
El discurso de todos nosotros es que siempre estamos dispuesto a
ayudar a las personas con discapacidad, pero ¿lo hacemos realmente?.
Ayudamos en la Teletón, nos emocionamos con las historias, pero
¿cuanto no dura esa sensibilidad frente al otro? un día o dos?, los
discapacitados necesitan nuestra ayuda todos los días del año. El
discurso del transantiago frente al problema de la discapacidad es
cada día están implementando más recursos en los buses para que sea
más grato para estas personas, que están capacitando a los conductores
para que así tengan un trato adecuado. Pero las palabras se esfuman y
el papel aguanta mucho. Entonces ¿qué hacemos? Dejamos que estas
personas no realicen su vida normal?, que realmente se sientan
discapacitados?, siendo que a veces ellos poseen muchas más
habilidades que nosotros "los normales".
Sólo cuando la sociedad haya dejado de lado los prejuicios,
comenzaremos a entender que toda patología que produzca una
discapacidad en el ser humano tiene como común denominador a la
discriminación, cuyo origen no es orgánico, sino " humano".
Mariela Parra
Matrona CESFAM EEF
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